2.1. Características de la comunidad
La comunidad lingüística de la lengua de signos, también conocida como comunidad de signantes o comunidad signante, se refiere al conjunto de personas usuarias de lengua de signos o signantes (De Meulder et al., 2019; Gras Ferrer, 2006). Las comunidades de lenguas de signos han surgido históricamente de forma independiente a las lenguas orales del entorno, en ubicaciones geográficas específicas alrededor del mundo donde las personas sordas mantienen interacciones sociales y culturales utilizando sus respectivas lenguas de signos. En México, España y Argentina, por ejemplo, se habla el español oral, pero la lengua de señas mexicana, la lengua de signos española (LSE) y la lengua de señas argentina son lenguas diferentes.
En el caso de la LSE, la comunidad signante incluye a personas sordas, sordociegas y a oyentes que usan la LSE en mayor o menor medida en su vida diaria. Entre las oyentes están las profesionales relacionadas con el ámbito de las personas sordas o las lenguas de signos (intérpretes, lingüistas, profesorado, etc.), así como familiares de personas sordas. Además de muchas personas sordas, las signantes nativas también incluyen a hijas e hijos de madres y padres sordos signantes, conocidos como CODA (Children Of Deaf Adults) o signantes de herencia. La comunidad lingüística de la LSE, como ocurre con otras comunidades signantes occidentales, es permeable y abarca a signantes con distintos niveles de competencia lingüística y a nuevas signantes que aprenden la LSE fuera del ámbito familiar a través del contacto con signantes o en contextos formales (De Meulder et al., 2019). En España, tradicionalmente se han identificado comunidad signante y comunidad sorda, puesto que personas sordas, sordociegas y oyentes pueden compartir valores sociolingüísticos y actitudes hacia la LSE. Sin embargo, más que un grupo con dos nombres distintos, existen ciertos matices que las distinguen.
La comunidad sorda es un grupo social cuyo núcleo está formado por personas sordas que comparten una lengua de signos y una herencia cultural común, definiéndose así como una minoría lingüística con una cultura e identidad propias (Massone, 2010; Moreno Rodríguez, 2000; Minguet Soto, 2000; Padden, 1980; Pérez de la Fuente, 2014; Rodríguez Martín, 2016; Schembri y Lucas, 2015; WFD, 2019; Woll y Ladd, 2010). Históricamente, las escuelas específicas de personas sordas y las asociaciones han desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de esta comunidad, donde las personas sordas utilizan la lengua de signos y comparten valores y experiencias comunes.
La comunidad sorda se caracteriza por compartir una lengua propia, la lengua de signos, una experiencia visual del mundo que nutre la cultura sorda, prácticas y valores distintivos, una identidad social, un sentido de pertenencia a una comunidad con su historia, vivencias colectivas de opresión, resistencia y solidaridad, y una estructura asociativa organizada. En España, al igual que en otros países, las personas sordas se enfrentan a menudo a entornos y actitudes discriminatorios debido a la ideología audista, lo que ha impulsado a las asociaciones de personas sordas, a través de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), a luchar por el reconocimiento de sus derechos. Además de la experiencia personal de ser sordas, las personas sordas pueden tener múltiples identidades relacionadas con el género, la etnia, la discapacidad o el estatus socioeconómico.
En definitiva, la comunidad sorda es el núcleo de la comunidad signante, que se completa con el resto de personas sordociegas y oyentes signantes que comparten sus valores y actitudes sociolingüísticas.
Esteban Saiz, M. L. (2024). La comunidad lingüística: características de la comunidad. En S. Villameriel García (Ed.), Gramática de la Lengua de Signos Española (GramLSE) / Grammar of Spanish Sign Language (GramLSE). Real Patronato sobre Discapacidad-Centro de Normalización Lingüística de la Lengua de Signos Española. Recuperado el dd de mes de aaaa de https://cnlse.es/es/recursos/gramlse/indice/contexto-sociohistorico/capitulo-2-la-comunidad-linguistica/2-1-caracteristicas-de-la-comunidad