Área 1. Contexto sociohistórico
Introducción
Las personas sordas que utilizan la lengua de signos organizan su experiencia del mundo de manera esencialmente visual, y se definen como una minoría lingüística y cultural con una identidad específica. Así, la comunidad lingüística signante es una comunidad perfectamente definida por el uso, conciencia y valor identitario de la lengua de signos, al ser su principal creación como parte de su cultura. El origen de las lenguas de signos se remonta al principio de la comunicación lingüística entre los seres humanos. Existen importantes referencias al conocimiento de la lengua de signos en el mundo y en España desde hace siglos. Desde las primeras menciones escritas sobre las personas sordas en la Biblia, hay un largo historial de alusiones, aunque ha habido que esperar varios siglos para reconocer el valor de las lenguas de signos como lenguas naturales y de cultura.
En cuanto a la lengua de signos española, ya en el siglo XVIII destacan sus menciones en la obra de Lorenzo Hervás y Panduro, Escuela española de sordomudos ó Arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español (1795). Más adelante, en el siglo XIX se publica el Diccionario usual de mímica y dactilología (1851), de Francisco Fernández Villabrille. Ese mismo siglo, a consecuencia del impacto que tuvo en España el II Congreso Internacional de la instrucción de personas sordas (Milán, 1880), se prohibió el uso de la lengua de signos en las escuelas. Sin embargo, más de un siglo después, gracias a las reivindicaciones de la comunidad signante, canalizadas a través del movimiento asociativo de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), en el año 2007 se reconocieron legalmente la lengua de signos española (LSE) y la lengua de signos catalana (LSC). La comunidad signante ha realizado un gran esfuerzo para salvaguardar una lengua que durante muchos años fue considerada un instrumento incompleto, marginal y clandestino.
A finales del siglo XX hubo dos momentos clave que suscitaron una reflexión colectiva de las personas sordas en España sobre su historia, su lengua y su cultura. Uno fueron las Jornadas sobre nuestra identidad, celebradas en Madrid en marzo de 1992. El otro fue la publicación del libro Lenguaje de signos, de Mª Ángeles Rodríguez en 1992, primera tesis doctoral sobre la lengua de signos realizada en nuestro país desde un punto de vista lingüístico. Desde entonces ha tenido lugar una serie de acontecimientos de carácter político, lingüístico, jurídico y social que ha propiciado un incremento de los ámbitos de uso de la lengua de signos. Entre otros, la publicación de diccionarios y materiales, la impartición de cursos de formación, el impulso a la educación bilingüe intermodal, la generación y difusión de investigaciones sobre la lengua, su incorporación en televisión, la expansión de los servicios de interpretación, etc. Así, hasta lograr su reconocimiento legal a través de la ley 27/2007 que reconoce la LSE y la LSC. Esta ley supone un importante avance y pone de manifiesto la necesidad de llevar a cabo un proceso de política y planificación lingüística que no ha terminado aún (ver, por ejemplo, el II Informe sobre la situación de la lengua de signos española para conocer el grado de vitalidad de la LSE).
Además de la ley 27/2007, la LSE está reconocida en la ley andaluza 11/2011 y está presente en varios Estatutos de Autonomía: Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Islas Baleares. A su vez, la LSC está reconocida en la ley catalana 17/2010 y está presente en el Estatuto de Autonomía de Cataluña. En 2010 se aprueba el Real Decreto 921/2010 que regula el Centro de Normalización Lingüística de la Lengua de Signos Española, creado por la ley 27/2007, con la finalidad de investigar, fomentar y difundir la LSE, así como velar por su buen uso.
La ley 27/2007 define las lenguas de signos como “las lenguas o sistemas lingüísticos de carácter visual, espacial, gestual y manual en cuya conformación intervienen factores históricos, culturales, lingüísticos y sociales, utilizadas tradicionalmente como lenguas por las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas signantes en España” (art. 4, a).
Esteban Saiz, M. L. (2022). Contexto sociohistórico: Introducción. En S. Villameriel García (Ed.), Gramática de la Lengua de Signos Española (GramLSE) / Grammar of Spanish Sign Language (GramLSE). Real Patronato sobre Discapacidad-Centro de Normalización Lingüística de la Lengua de Signos Española. Recuperado el dd de mes de aaaa de https://cnlse.es/es/recursos/gramlse/indice/contexto-sociohistorico