Hitos fundamentales de la educación especial en el siglo XIX: el Real Colegio de Sordo-Mudos
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Hablar con cierta hondura de los inicios y la consolidación de la educación formal de las personas sordas a lo largo del siglo XIX consiste en contar una historia maravillosa: unos hombres llamados ilustrados se proponen mejorar la nación, con la mirada puesta en París donde “se decía haberse renovado los tiempos apostólicos, puesto que oían los sordos y hablaban los mudos, ...veían los ciegos y caminaban los cojos.” y, con la ayuda de un francés, un militar, un abate, un abogado, un médico y un diplomado en artes metidos a educadores lo consiguen. Conocer esta realidad, fruto del esfuerzo singular de unos hombres y mujeres, en torno a un problema: la sordera —concebido como déficit de ciudadanía— y a una incipiente institución “...que restituye á la sociedad tantos miembros perdidos para ella.”, nos permitirá pergeñar las bases sobre las que, hoy, pivota la educación especial.