Sordera prelingüística y salud mental

Autor/a: ROS GIL, Cristina
Año: 2022
Editorial: Universidad de Granada
Tipo de código: Copyright
Soporte: Digital

Temas

Educación » Aspectos psicológicos y cognitivos

Detalles

OBJETIVO: La presente revisión bibliográfica muestra un análisis de la literatura científica sobre la relación entre sordera prelocutiva y salud mental, y cómo en base a ello, adecuar la práctica clínica psicológica.

METODOLOGÍA: Mediante una revisión sistemática se buscaron artículos científicos tanto cualitativos como cuantitativos, que tuvieran como tema principal la sordera y la salud mental. Estos datos han sido proporcionados por bases de datos tales como PubMed, Medline, Web of Science, Google Scholar y Dialnet de los últimos 40 años. Se revisaron las referencias de los resultados de la búsqueda para localizar artículos relevantes adicionales. Finalmente se han seleccionado nueve artículos.

RESULTADOS: Esta revisión evidencia primeramente que se observa una mayor incidencia de problemas de salud mental en las personas sordas prelocutiva que en la población oyente. Sin embargo, la sordera en sí misma no es causa de trastornos mentales. Es debido a la interacción de la condición de la sordera y factores sociales y educativos del entorno que la sordera se convierte en un factor de riesgo para la aparición de trastornos mentales en las personas sordas de todas las edades. Además, existen dificultades en la evaluación, el tratamiento y el acceso a los servicios de salud mental para las personas sordas. Por todo ello, es necesario adecuar los servicios de salud mental a las características de los clientes sordos.

CONCLUSIÓN GENERAL: Los problemas de salud mental en las personas sordas prelocutiva son el resultado de la intersección entre esta condición médica y factores sociales, ambientales y educativos desfavorables y discriminatorios para las personas sordas. Dado que la sordera es, en la mayoría de los casos, una condición irreversible, es necesario intervenir precisamente sobre esos factores sociales y educativos que, a diferencia de la sordera, pueden modificarse y adaptarse a las necesidades de las personas sordas. Por esta razón, se subraya la necesidad de un uso más amplio de la lengua de signos, intérpretes especializados y personal médico con experiencia en los aspectos socioculturales de la sordera, así como desarrollar herramientas adaptadas específicamente para el diagnóstico, la evaluación y el tratamiento.

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