La escritura en el niño sordo y estrategias de la maestra
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Realizamos varios estudios con el propósito de conocer la realidad en torno a la competencia en escritura que poseían las personas sordas; cuál era su nivel de escritura espontánea y cuáles las dificultades más frecuentes. Nuestros resultados (Fernández Viader y Pertusa,1995) fueron coincidentes con anteriores estudios (Mogford,1981 ;Marchesi,1987) que mostraban niveles inferiores al de sus iguales oyentes y un mayor registro de errores, tanto fonéticos como morfológicos y sintácticos. A partir de estas evidencias nos planteamos aproximarnos al proceso de construcción de la escritura de las personas sordas. Partimos de algunas ideas previas, que nos permitirán entender con mayor claridad el trabajo realizado y la organización de los diferentes capítulos. Por un lado, el hecho de que el código escrito resulta fundamental como medio de comunicación y conocimiento en nuestro contexto socio-cultural, pues muchas de las informaciones y de conocimientos son transmitidos a través de la escritura. La lengua escrita la consideramos como segunda lengua para estos sujetos, pues precisan adquirir primeramente una lengua sobre la que edificarla. Representa la modalidad escrita de la lengua oral, de la lengua del oyente. Es bien conocida la esencial importancia del acceso a la comunicación y al lenguaje para los seres humanos y, en particular, el interés de que el niño se desarrolle inmerso en un entorno lingüístico donde la comunicación sea accesible, desde el principio, de manera que se le facilite la apropiación de una primera lengua. Esta resulta ser una primera dificultad que encontramos con los alumnos sordos, la gran mayoría inmersos en contextos orales, por lo que no comparten con los otros un canal o sistema de comunicación. Nuestra propuesta con los niños sordos es propiciar una inmersión en entornos lingüísticos signados, en los que la Lengua de Signos sea utilizada normalmente por usuarios habituales, competentes, que inunden el entorno infantil de un sistema de comunicación eficaz; entendemos la lengua de signos como la lengua natural de estos niños y por tanto debe ser la lengua vehicular en las situaciones enseñanza-aprendizaje.